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Channel: --- Unas rutas con Sendas de Madrid ---
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De Tablada a la Peña del Arcipreste y Cercedilla (27 de febrero de 2016)

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Daban mal tiempo. Temporal con frío, nieve a partir de 700 metros y ventarrón. Pero volvió la épica a Sendas. No nos íbamos a arredrar por tan poquita cosa. No se iba a arredrar un Paco al que se las hicieron pasar canutas en la mili. Tampoco se iban a arredrar los lemkos, acostumbrados como están a un medio hostil y a sobrevivir a unos inviernos terroríficos. Ni mucho menos iba a achantarse Alberto, que se ha reinventado en más de una ocasión. Y tres cuartos de lo mismo cabría decir del que suscribe estas líneas, que como saben es de buen talante, de un talante zapateril y optimista.
 
No obstante, se eligió una ruta en consonancia con las circunstancias. Lo primero era no tocar el coche, ante el riesgo de quedarnos bloqueados en carretera, y utilizar el tren para desplazarnos. Lo segundo era asegurarnos de pisar nieve sin subir a cumbres y sin hacer apenas desnivel.
 
Optamos por unir en nuestra caminata las estaciones de ferrocarril de Tablada y Cercedilla, incluyendo un corto desvío para acercarnos a la Peña del Arcipreste. Al inicio de la ruta seguimos un sendero local (marcas blancas y verdes), balizado por el ayuntamiento de Guadarrama, que parte del mismo apeadero de Tablada y asciende hasta la Peña del Arcipreste, superando un desnivel ligeramente inferior a los 250 metros. A la bajada de esta última, empalmamos con el PR-M 30 (Camino de la Solana), que viene del alto de los Leones y se dirige al puerto de la Fuenfría. En este tramo es una ancha pista que se mantiene largo tiempo sobre la cota de los 1.400 metros para luego ir rodeando la cumbre de La Peñota.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fue bajarnos del tren y pisar ya nieve virgen, recién caída durante la noche. Durante más de la mitad de la ruta tuvimos que ir abriendo huella en la nieve, cuyo grosor alcanzaba en muchos momentos los 20 centímetros, la media nacional.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fuente La Piedra
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Las ráfagas de viento levantaban la nieve en remolinos, en un escenario cinematográfico que nos ha recordado en más de una ocasión la mítica película de Doctor Zhivago. Ha habido también momentos en los que caminábamos entre el pinar y el aire amainaba. E incluso nos ha lucido el sol.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 






 
 


 
 


 Embalse de los Irrios



 
 
 
 
 


 
 
Tras abandonar la pista en una curva para seguir de frente, comemos medio de pie, medio sentados junto a unas rocas semicubiertas de nieve. Ya nos quedan menos de cuatro kilómetros para completar nuestro recorrido.


 
 


































Sobre las tres y cuarto de la tarde damos por concluida la ruta en Cercedilla. En el bar nos comunican que el servicio de trenes con Madrid está suspendido. Al parecer, sobre la doce y media de la mañana se ha averiado un tren entre Los Molinos y Cercedilla, en un tramo de vía única.
Frente a la estación la gente guarda cola esperando a los autobuses que llevan a Los Molinos, punto a partir del cual los trenes funcionan normalmente. Hay un caos considerable. Tras algunas llamadas infructuosas a números de taxi, decidimos ponernos también a la cola. Pero los autobuses puestos por RENFE llegan con cuentagotas y es que vienen desde Segovia. Menos mal que están también los autobuses verdes que hacen el servicio regular entre Las Dehesas y Madrid. Aún así, nos tiraremos en la cola casi hora y media hasta que encontramos acomodo en uno de los autobuses. Hubo más de un conato de altercado, al intentar algunos espabilados saltarse la cola para subir a los autobuses. Un espectáculo muy celtibérico. Tuvieron que venir los polis municipales de Cercedilla y la guardia civil para poner un poco de orden y apaciguar los ánimos.
 
 
 
 
 
 
Tablada
Es un lugar que ya aparece mencionado en varios textos medievales por la existencia de una venta, que daba servicio a los viajeros que cruzaban la sierra de Guadarrama por el paso que los omeyas llamaron Balat Humayd, que dos siglos después aparece citado como Valathomé en documentos del reinado de Alfonso X el Sabio y que finalmente pararía a denominarse paso de la Tablada.
A mediados del XIX comenzaron a levantarse los primeros hotelitos o chalés, concebidos como espacios de salud y descanso. Surgen también varios sanatorios para el tratamiento de distintas dolencias, principalmente la tuberculosis. La apertura en 1889 de la línea de ferrocarril de Villalba a Segovia supone el espaldarazo definitivo, gracias a la construcción de la estación de tren de Tablada, en torno a la cual se construirían nuevas viviendas familiares.
 
Peña del Arcipreste
Fue bautizada así en honor a Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, autor de una las obras más influyentes de la literatura medieval en lengua castellana, el Libro de Buen Amor.
Se encuentra junto al antiguo puerto de la Tablada y es que en el Libro de Buen Amor se menciona este paso como el lugar en que el despendolado Arcipreste tuvo un encuentro o encontronazo, quién sabe si real o ficticio, con una de las serranas, la que atendía por Aldara.
 
 
 
 
Folletos
 
Bibliografía
Ruta nº 33 (Tras las huellas del Arcipreste) del libro Caminando por las sierras y pueblos de Madrid, escrito por Alberto Recio y publicado por Desnivel. Se describe prácticamente la ruta que hicimos, salvo la bajada final a Cercedilla, que es ligeramente distinta.
Ruta nº 8 del libro Excursiones en tren y a pie por la sierra de Guadarrama y su entorno, escrito por Domingo Pliego y publicado por Desnivel. Se describe la subida a la Peña del Arcipreste desde Tablada para bajar luego a Los Molinos.

De la estación de El Espinar al collado de Cerromalejo y Cercedilla (5 de marzo de 2016)

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Hemos vuelto a coger el tren para ir en busca de la nieve. Como la semana pasada. Y hemos vuelto a hacer una ruta lineal terminando en Cercedilla. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido la semana pasada, esta vez ha funcionado el servicio de trenes para volver de Cercedilla a Madrid. Que en ello haya tenido que ver la no presencia de Paco es algo indemostrable, como irresoluble fue durante casi un siglo la conjetura de Poincaré.
 
Pasadas las diez de la mañana llega nuestro tren a la estación de El Espinar. Tras tomar el café en un bar en el que ya hemos entrado otras veces, echamos a andar por la carreterita que viene de San Rafael, pasamos junto a un vivero y un poco más adelante torcemos a mano izquierda por la calle de las Esperillas, que desemboca en un camino de tierra.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En este primer tramo seguimos la bautizada como Ruta del Arcipreste, que está señalizada con carteles en las bifurcaciones, alcanzando el tendido de alta tensión a la altura de la fuente de los Navazos. A nuestra derecha queda el cerro de Cabeza Reina.
 
 
Me ríen las gracias
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Un poco más adelante, tras pasar por una cancela que está abierta, conectamos con el GR-88, que viene de San Rafael, y lo tomamos a mano izquierda. Se trata de una ancha pista que se interna en el corazón de la garganta de El Espinar o alto valle del río Moros. Se nota que la quitanieves ha trabajado por aquí, echando a ambas márgenes de la pista la nieve caída la semana anterior. Por entre el pinar acertamos a avistar una manada de unos ocho o diez jabalíes, que se alejan trotando por la nieve tras advertir nuestra presencia.
 
 
 
 
Dejamos finalmente la Ruta del Arcipreste, que tuerce a mano derecha siguiendo el cordel de las Campanillas. Algo más arriba abandonamos también la pista principal, que se dirige a La Panera y optamos por la que se separa de ella a mano derecha, que es la más oriental de las que recorren la garganta de El Espinar.
 
 
 
 
 
 
Empezamos a disfrutar de la nieve, en la que hay abierta huella de pisadas, raquetas e incluso esquíes. A veces, todo hay que decirlo, nos hundimos un tanto, lo que ralentiza nuestra marcha. Pero perseverando alcanzamos en suave ascenso un refugio sin nombre en el mapa, que ya conocemos por haber comido junto a él el año pasado, bajando precisamente de la Peña del Arcipreste. Junto a este refugio paramos un rato con idea de reponer fuerzas antes de afrontar la subida al collado de Cerromalejo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Veinte minutos más arriba, en una marcada curva hacia la izquierda, abandonamos la pista para tomar un sendero que va remontando en paralelo al arroyo de la Garganta. Nuestro próximo objetivo es el collado de Cerromalejo, lo que nos va a exigir salvar 300 metros más de desnivel. Con calma vamos remontando la pendiente. A ratos nieva. Son momentos mágicos, en los que los copos revolotean y los pinos, cubiertos de nieve y hielo, nos ofrecen una estampa espectral.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 




 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Concentrándonos en cada paso que damos en la nieve, alcanzamos finalmente el collado de Cerromalejo (1.774 m.), que separa las cumbres de la Peñota y la Peña del Águila. Se nos abre el panorama hacia la vertiente de Cercedilla y nos entra un subidón. Por si fuera poco, se abre en estos momentos una ventana de buen tiempo, lo que posibilita que paremos a comer, medio de pie, medio sentados en las piedras parcialmente cubiertas por la nieve. Deben ser cerca de las tres y media de la tarde.
 
 
En el collado de Cerromalejo
 
 
 
 
En la bajada desde el collado de Cerromalejo a Cercedilla constatamos que la nevada caída la semana pasada debió ser gorda y que la nieve acumulada es abundante. En algún momento de la bajada, pese a seguir huellas, nos salimos de lo que es la bajada normal.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Salimos finalmente a una pista (PR M-30) por debajo de los 1.400 metros de altura, que a mano izquierda conduce a la Fuenfría. Seguimos hacia la derecha y bajamos directamente a la estación de Cercedilla, exactamente como hicimos la semana pasada, tras rebasar el cerro del Reajo Alto, coronado por una torreta de vigilancia de incendios.
El GPS del Señor BS marcaba 16,3 kms. al final de la ruta, con un desnivel de unos 700 metros.
 
 
 
 




 
 
 
 
 

De Martín Muñoz de Ayllón al pico de la Buitrera, bajando por la ermita de Hontanares (12 de marzo de 2016)

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Tardó la nieve en llegar a nuestras montañas este invierno, pero acabó por caer y por fin podemos decir que tenemos bastante nieve. Para muestra nuestra ruta de hoy. Una circular desde Martín Muñoz de Ayllón, subiendo de manera muy directa al pico de la Buitrera y descendiendo dando un rodeo por la ermita de Hontanares.

Un poco antes de llegar a Martín Muñoz de Ayllón, las vistas son espectaculares. Contrastan los verdes prados con la nieve del pico del Lobo, que hace de telón de fondo. Hacemos una breve parada con el coche para tirar algunas fotos.


 
 
Martín Muñoz de Ayllón es una pequeña aldea segoviana que, pese a su nombre, pertenece al municipio de Riaza y no al de Ayllón. Por encima de su caserío se encuentra la iglesia de San Martín de Tours.
Era conocida antiguamente por sus canteras de pizarra. Se dice que de ellas se extrajo piedra para construir el palacio de La Granja y pavimentar la catedral de Segovia.
Hace décadas el pueblo se quedó prácticamente abandonado, pero en estos últimos años, según nos cuenta un vecino al concluir la ruta, se han recuperado varias casas que amenazaban ruina e incluso se han transformado en viviendas varias antiguas tenadas que se destinaban en otro tiempo a encerrar el ganado. En la rehabilitación del pueblo y de sus casas se nota la mano de una pareja de arquitectos que decidieron afincarse aquí en 1996. Se ha utilizado la piedra del lugar, imitando la arquitectura tradicional, gracias a lo cual las casas presentan un aspecto bastante homogéneo.
Incluso se ha abierto una galería de arte, la AP Gallery (acrónimo de Arte & Paisaje), pensada para exponer obras que convivan con la naturaleza y entren en diálogo con el paisaje.
 
 
 
 
Aparcamos el coche en la plaza Escorial, en la que hay una fuente donde llenar la cantimplora, y salimos del pueblo pasando junto a la iglesia de San Martín de Tours.


Anuncio de apagón


El teleclub




Iglesia de San Martín de Tours
 
 
Cruzamos el arroyo Vadillo por un rústico puentecillo y tiramos de frente por un ancho cortafuegos, ganando altura rápidamente. Pronto nos vemos en terreno nevado, sacando sus raquetas los que las han traído.




Cruzando el arroyo Vadillo
 
 
Ascendemos de forma muy directa hacia el cerro de Mesa Peñota. Aunque el cortafuegos se desdibuja, el rumbo a seguir no ofrece dudas y resulta bastante evidente.






 


 
Tras arduo esfuerzo, alcanzamos el cordal y viramos a la izquierda, en dirección a nuestro objetivo, visible al fondo. Pasamos junto a varias rocas, completamente cubiertas por el hielo, y finalmente nos encaramamos al pico de la Buitrera (2.046 m.). Tenemos a nuestros pies el valle del río Lillas, por el que se extiende el Hayedo de la Tejera Negra. En dirección contraria, impresionan las vistas del pico del Lobo, totalmente nevado. Afortunadamente no sopla viento alguno, lo que nos permite sentarnos a comer en la misma cumbre, algo que es un lujazo.
















 
 
Bajaremos en dirección a las praderas y collado de Zopégado (1.942 m.). Desde aquí afrontamos un sube y baja por los cerros Zopégado (1.942 m.), Cerro Gordo (1.904 m.) y Merino (1.799 m.), que va minando nuestras fuerzas.








 
 
En la bajada del cerro Merino hay que destrepar tres canales en las que se acumula la nieve. Hay que manejarse con cuidado para no darse de bruces. Peligra la vida del artista.






 
 
En el collado de la Fuente  (1.625 m.) torcemos a la izquierda y descendemos por el robledal hasta que entramos en el bosquete de pinos que se extiende por encima de la ermita de Hontanares, situada a unos 4 kms. de Riaza.






Ermita de Hontanares
 
 
Desde aquí nos quedan otros 4 kms. hasta Martín Muñoz de Ayllón, que están señalizados con carteles. Al principio se sube ligeramente por pista asfaltada hasta el alto de Piedras Llanas (1.475 m.) y a partir de ahí comienza a descenderse entre el robledal, siguiendo una estrecha senda hasta salir a un primer cortafuegos y luego a otro.
 
La ruta tendrá unos 16 kilómetros y un desnivel no inferior a los 800 metros. De vuelta, pararemos en Riaza para dirigirnos a su preciosa plaza castellana y entrar en el bar La Fonda, todo un clásico. En un recorte de periódico que han pegado en la pared, leemos que Pedro Sanz, pastor de Rades de Abajo, aldea próxima a Pedraza, pronosticó en base a las cabañuelas que 2016 sería un año de abundantes lluvias y temperaturas moderadas.
 
 
En la AP Gallery
 
 
Bibliografía
Nuestra excursión une las rutas nº 19 y 20 del libro Las mejores excursiones por la Sierra de Ayllón, de Miguel Ángel Díaz y J. Alberto López, publicado por la editorial El Senderista.

Enlaces
2016, un año muy llorón (El Adelantado de Segovia)

Del santuario de Hornuez a Valdevarnés y Maderuelo (19 de marzo de 2016)

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La quedada se había concebido como un reencuentro de jóvenes viejas glorias. En ese sentido cumplió con las expectativas. La excursión o paseo no era sino un pretexto para propiciar el reencuentro y, todo hay que decirlo, el que hizo de guía no estuvo especialmente inspirado. Por si fuera poco, el tiempo tampoco acompañó.
 
 
El café, en Maderuelo
 
 
Nuestra idea era hacer una ruta lineal desde el santuario de Hornuez a Maderuelo, pasando por las hoz de Valdevarnés. Esto era en teoría. Porque de la hoz no hubo ni rastro.


 
 
El santuario de Hornuez se halla emplazado en medio de un sabinar, o enebral como dicen aquí en Segovia, de gran valor. Hay sabinas añosas y de enorme porte. Un cartel recuerda a La Borrega, un ejemplar de sabina albar que fue abatida en el otoño de 2010 por un fuerte temporal de viento. Tenía unos 20 metros de altura y una edad que podía oscilar entre los 800 y los 1.000 años.
 
 
Santuario de Hornuez
 
 
 
 
Dando tumbos por los caminos acertamos a pasar, menos mal, por el pueblo de Valdevarnés, donde un vecino nos abrió su bodega para que nos resguardáramos de la lluvia y pudiéramos comer de lo nuestro cómodamente sentados en una mesa larga con bancos.
 
 
Moral de Hornuez
 
 
Valdevarnés
 
 
Dado que la lluvia no cesaba, el trayecto entre Valdevarnés y Maderuelo lo hicimos caminando por el arcén de la carretera, en lugar de tomar el camino que pasaba junto a la fuente del Pilarejo y por debajo de la vía del tren.
 
En Maderuelo, a orillas del embalse de Linares, dimos por concluida esta ruta. A media tarde sale el sol y damos un paseo por la villa medieval. Son apenas dos calles paralelas, bellamente empedradas, que llevan hasta la iglesia de Santa María.
 
 
Embalse de Linares
 
 
 
 
 
 

Una travesía por la Sierra de Tramuntana (Semana Santa de 2016)

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Estamos esta vez en Mallorca. En en este año en que estamos se conmemora el séptimo centenario de la muerte del sabio y místico mallorquín Ramón Llull, padre de la literatura catalana con su Blanquerna y considerado fundador de la primera escuela de lenguas orientales que existió en Occidente y que se ubicaba precisamente en su isla natal. Pero no estamos aún en verano. Nuestro plan no es de los de sombrilla y chiringuito. Tampoco tenemos pensado acercarnos al deprimente enclave de Magaluf. Ni mucho menos se nos pasa por la cabeza practicar el balconing. Hemos venido a practicar el senderismo. Sí, oigan.
 
Nuestro plan consiste en patear la Sierra de Tramuntana, un espinazo calizo que se extiende de punta a punta por el litoral noroccidental de Mallorca, a lo largo de unos 100 kilómetros.
 
 
El mar de color azul,
las montañas de esmeralda
y el cielo de turquesa... (Frèdéric Chopin)
 
 
Nos hemos planteado hacer una travesía de unos 90 kilómetros y unos 3.700 metros de desnivel, repartidos en 5 etapas, siguiendo parte del trazado de la Ruta de Pedra en Sec (GR-221), un sendero de gran recorrido que cuenta como apoyo con varios refugios de montaña habilitados por el Consell insular.
Dicho sendero toma su nombre de la técnica de piedra en seco, una técnica constructiva tradicional, consistente en apilar o ensamblar bloques de piedra sin usar argamasa para levantar muros y construcciones de muy variada tipología, desde casas y masías a pozos, depósitos de nieve, hornos de cal, carboneras, caminos, bancales, canales de agua, abrevaderos, aljibes, etc.
 
 
Los cuatro protagonistas junto al refugio de Can Boi (Deià)
 
 
El Sr. Coordinador despide en la T-4 a uno de los protagonistas


En el aeropuerto de Palma
 
 
Se trata de un recorrido muy variado y atractivo, que alterna mar y montaña, permitiendo visitar algunas de las localidades más bellas de la isla de Mallorca (Valldemossa, Deià, Sóller, Biniaraix, Pollença, etc.).
En buena parte del trazado nuestro sendero va a discurrir por antiguos caminos empedrados que comunicaban los pueblos con las masías o alquerías que se hallaban dispersas por el campo y la montaña.
Los huertos y los bancales de olivos dominan el paisaje en las tierras más bajas; el bosque de encinas y en parte el pinar se imponen algo más arriba, tapizando la ladera de las montañas; en las tierras altas, por encima de los 1.000 metros y en las cumbres, se entra en el reino desnudo de la piedra caliza.
 



Etapas
Desnivel subida (m.)
Desnivel bajada (m.)
Kms. parciales
1ª: Esporles - Deiá1150115019
2ª: Deiá - Muleta36038510
3ª: Muleta - Tossals Verds111070028
4ª: Tossals Verds - Son Amer87085016
5ª: Son Amer - Pollensa20068017
3690376590

 
 
1ª etapa: Esporles - Valldemossa - Refugio de Can Boi (Deià)

Una etapa bastante cañera para empezar, que nos pilló algo confiados.
En Valldemossa nos dormimos un tanto en los laureles. Entramos a comer en S'Olivera, donde nos sirvieron un pollo asado que estaba muy bueno. Al final la parada se alargó unas dos horas y todavía nos quedaba por completar la mitad de la etapa.
La noche se nos echó encima con Deià a la vista. Los frontales hicieron su aparición y llegamos al refugio de Can Boi sobre las ocho y media de la noche, con la cena ya servida, echándonos la guarda un rapapolvo por ello. No obstante, las albóndigas en salsa sobrantes dieron para que cenáramos los cuatro. Comenzamos así a ganarnos nuestra fama de muy españoles y mucho españoles, que llegan a los refugios los últimos, se duchan los últimos, se sientan a cenar los últimos, se acuestan y se levantan de los últimos, terminan de desayunar los últimos y empiezan a andar desde los refugios los últimos. Pero es que para andar con prisas ya creó Dios los días laborables.
 
 
 
 
En la estación intermodal de Palma
 
 
 
 
Cafetería Passeig (Esporles)
 
 
Iglesia de Sant Pere (Esporles)
 

 
 
 



 
 
 
 
Horno
 
 
Restos de carbonera
 
 
 

Un aljibe en el bosque de Sa Mola
 
 


 
 
 

Valldemossa
 
 
 
 
 Cartuja de Valldemossa y busto de Chopin
 
 
 Cartuja de Valldemossa
 
 
 Valldemossa
 
 
 
 
 Restaurante S'Olivera (Valldemossa)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Un brindis por el buen comienzo


La Real Cartuja de Jesús de Nazaret o Sa Cartoixa
Es la construcción más destacada de Valldemossa, con su claustro y su jardín de cipreses.
Su torre, con tejado cubierto de azulejos turquesa, ya se divisa desde lejos.
En 1835 sus monjes serían exclaustrados y un par de años después residirían en sus instalaciones durante todo un invierno el músico Frèdéric Chopin y su amante la escritora George Sand. Esta última recogería las vivencias de la estancia en su libro Un invierno en Mallorca.
 
Refugio de Can Boi
Se ubica dentro de la localidad de Deià y es una casa que funcionaba antiguamente como almazara. Ha sido restaurada, conservándose toda la maquinaria que se empleaba en la elaboración del aceite (trujal, prensa de viga, graneros, etc.).
 

 
2ª etapa: Deià - Refugio de Muleta (Port de Sóller)

Una media etapa que nos vino de maravilla para guardar fuerzas para la etapa del día siguiente.
A pesar de dar un buen paseo por Deià antes de echar a andar y de caminar en plan muy tranquilo, llegamos al refugio de Muleta sobre las dos y media de la tarde. No obstante, fuimos de los últimos y es que no estábamos dispuestos a perder la reputación ganada la víspera.
Por la tarde bajamos caminando a Port de Sóller, dimos un paseo, nos tomamos un helado y vimos pasar al viejo tranvía de madera que viene de Sóller.
Creo recordar que en Muleta nos dieron para cenar carne tipo roast-beef en salsa.
 
 


Charlando con los del grupo de Pisamontañas


Callejeando por Deià




En el cementerio de Deià


Labores de aprovisionamiento antes de comenzar a caminar


Bajando en dirección a la cala de Deià




Vamos a tomar el Camí de Castelló


Rompetechos se dejó algo


Me pareció ver un lindo gatito




La finca de Son Mico y su portal redondo adovelado


Aquí vimos por primera vez el Puig Major


Las casas de Muleta Gran y su torre de defensa


Port de Sóller


Refugio de Muleta






Faro de Es Cap Gros


Bahía de Sóller




Momento helado


¿Estudiando la etapa de mañana?
























Deià
Este encantador pueblo de montaña, situado al pie del macizo calizo de Es Teix pero próximo también al mar, ha sido y es todavía refugio de pintores, escritores y músicos. Sus callejones en cuesta y sus buganvillas le dan un aire muy típico.
El escritor inglés Robert Graves, autor de Yo, Claudio, entre otras muchas obras, fue una de tantas personalidades que se afincó aquí. Ca n'Alluny, la casa en que residió, se ha transformado en museo y puede visitarse. Aunque leímos que sus restos reposaban en el cementerio local, no fuimos capaces de localizarlos.

Refugio de Muleta
Se encuentra a unos 2 kms. de Port de Sóller, junto al faro de Es Cap Gros, en un entorno en que abundan las sabinas.
Ocupa el edificio de la antigua estación de radiotelegrafía militar, que funcionó entre 1911 y 1956.
 

 
3ª etapa: Refugio de Muleta - Sóller - Biniaraix - Refugio de Tossals Verds

La de hoy es la etapa reina, la madre de todas las batallas.
Algunos de los senderistas que durmieron en Muleta con nosotros hicieron trampa y llamaron a un taxi para que los recogiera a la puerta del refugio y los llevara no sabemos si hasta Biniaraix, quitándose parte de la kilometrada. Esto hay que denunciarlo, señores. Luego nos señalan con el dedo y nos miran por encima del hombro por ser los últimos. Pero nosotros, al contrario que ellos, somos unos senderistas limpios que no recurrimos a estratagemas como coger taxis.
Echamos a andar a las nueve menos veinticinco de la mañana, hicimos la larga aproximación hasta Biniaraix, pasando por Sóller y su fértil huerta de naranjos y limoneros, remontamos las duras rampas del barranco de Biniaraix por el viejo camino empedrado e iniciamos el interminable descenso hasta el refugio de Tossals Verds, atravesando bosques de encinas, orillando el embalse de Cúber y caminando un buen rato junto a una conducción de agua.
Dimos por concluida la etapa casi a las siete y media de la tarde, a tiempo de darnos una ducha antes de la cena. Y no fuimos los últimos en llegar al refugio. Con la cena ya servida (pollo asado), llegarían aún unos cuantos más. Esto es histórico, señores. Y también indignante. No nos gusta que nos quiten los honores.
 
 
 

 Nos despedimos del refugio de Muleta
 
 
 Port de Sóller
 
 
 Huerta de Sóller
 

Bar restaurante Sa Frontera (Sóller)
 
 
 
 
 Manifestación de arte urbano


 
 
 Iglesia modernista de Sant Bartomeu (Sóller)







 


 
 
 Entre naranjos y limoneros
 
 




 
 
 
 
 Binibassí
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Biniaraix
 
 
 Bar de Biniaraix
 
 
 Zumitos vitaminados


 
 
 Biniaraix
 
 
 Entrando en el barranco de Biniaraix


 
 
 Las zetas del camino


 
 
 
 
 Barranco de Biniaraix
 
 
 
 




 
 
 
 
 



 

Coll de L'Ofre
 
 
 
 
 
 
 

 
 
El Puig Major y la bola que lo corona


 Embalse de Cúber




 

 
 
 
 
 
 
Embalse de Gorg Blau




 





 Refugio de Tossals Verds


 

Refugio de Tossals Verds
 
 
Sóller
Conserva interesantes muestras de arte modernista, entre ellas la iglesia de Sant Bartomeu, levantadas a finales del XIX y principios del XX por empresarios del sector textil y por emigrantes que hicieron fortuna fuera y retornaron a su tierra. Fue este un momento de esplendor para la localidad.
 
Biniaraix
Conserva su vieja estructura medieval, con callejones estrechos y empedrados.
 
Embalse de Cúber
Fue inaugurado en 1971. En su cabecera se ubica el refugio de Cúber (8 literas).
 
Refugio de Tossals Verds
Se ubica a 525 metros de altura, junto al antiguo camino de Alaró a Almallutx, en una finca pública de casi 600 hectáreas, que alberga varias casas construidas en el siglo XIX, un huerto y bancales de olivares.
En el exterior se conservan las piezas de piedra que formaban parte de la antigua almazara.
 
 
 
4ª etapa: Refugio de Tossals Verds - Refugio de
Son Amer (Lluc)

Etapa intermedia, no exenta de desnivel, pero que supone un descanso comparada con la de ayer.
Se atraviesa el punto más alto de la ruta, un collado a más de 1.200 metros, que ofrece buenas vistas de las montañas mallorquinas y de la costa, el cabo Formentor y las bahías de Pollença y Alcudia.
El Nen quiso darse un poquito más de caña, desviándose ligeramente del itinerario y subiendo al Puig de Massanella (1.315 m.), una de las grandes montañas de la Sierra de Tramuntana. En la cumbre coincide con unas 30 personas y las chicas, que le dejan una nota junto a una piedra, le facilitan que en la bajada a Lluc pueda alcanzarlas.
No podemos resistirnos a hacer una paradita en el Santuario de Lluc, entrando a un bar a tomarnos unas cervezas y sacar unas patatas y unos kikos. Somos muy españoles y mucho españoles. La paradita acabará siendo de una hora o así y aunque la subida final al refugio de Son Amer nos lleva solo 25 minutos, acabaremos llegando a él sobre las siete y media de la tarde. Por supuesto, los últimos. No hay que perder las buenas costumbres.
El refugio nos parece un resort de lujo, algo así como la joya de la corona de los refugios del Consell mallorquín. En la cena nos ponen pescado acompañado de tumbet. Es probablemente la mejor de las cenas que tuvimos en los refugios.
 
 


Refugio de Tossals Verds




Refugio de Tossals Verds






Remontando el barranco entre un bosquete de encinas












Llegando al Puig de Massanella






Mi héroe


 Puig Major y embalse de Cúber


Pozos de nieve




Bajada a Lluc


Santuario de Lluc






Puig o Mola de Massanella
Es la tercera montaña más alta de la isla de Mallorca.
Su nombre deriva de una variedad de manzanilla de montaña que crece en su entorno.

Santuario de Lluc
Es considerado por la tradición el centro espiritual de Mallorca, pródigo en leyendas.
Junto a él hay cafeterías, restaurantes y una tienda de alimentación.

Refugio de Son Amer
Es un conjunto de casas que se encuentran dentro de una finca de 100 hectáreas. Cuenta con un centro de interpretación del senderismo.
Antiguamente pertenecía a la familia Amer, unos terratenientes de la zona. Aún se conserva la caja de la vieja torre de defensa.
 
 
 
5ª etapa: Refugio de Son Amer - Pollença (Refugio del
Pont Romá)

Última y fácil etapa, mayormente en descenso. Ha llegado el momento de paladear el éxito, cada vez más cercano.
Se atraviesan bosques de encinas, que mantienen en su interior la humedad, y se divisa la costa en numerosos momentos.
Llegamos al refugio del Pont Romá, a la entrada de Pollença, un poco antes de las cuatro de la tarde. Pero no somos los últimos en ser acomodados en nuestra habitación. Dedicamos el resto de la tarde a cuidar de nuestros heridos en el campo de batalla y a pasear por Pollença, una localidad enormemente acogedora.
No hemos contratado cena en el refugio. Hemos preferido cenar en alguno de los bares del pueblo y por recomendación de un tendero entramos en el Bar Nou. Era el momento de dejar aparcadas las austeras costumbres del senderista y darnos algún lujo, como el tumbet, los calamares o la lubina.
 
 


Refugio de Son Amer












Casas de Binifaldó






Puig Tomir


Moleta de Binifaldó






El Puig de Massanella


L'Alzina d'En Pere


L'Alzina d'En Pere


Moleta de Binifaldó




Fuente de Muntanya








A la entrada del refugio del Pont Romá


En el Bar Nou de Pollença


Un selfie con los de Aranjuez
 

Casas de Binifaldó
Esta antigua finca perteneció a la orden del Templey en 1682 pasó a manos del monasterio de Lluc. En 1897 fue expropiada por el Estado, lo que dio lugar a la excomunión del Ministro de Hacienda.
Actualmente es de propiedad pública y se destina a la organización de actividades de educación ambiental. Una parte puede ser alquilada como refugio.
Se halla rodeada de extensos encinares, destacando una centenaria encina de 20 metros de altura, que se conoce como L'Alzina d'En Pere.

Refugio del Pont Romá
Es el antiguo matadero del pueblo, que se construyó a principios del siglo XX y ha sido rehabilitado  como alojamiento.



Pollensa

En la Plaza de la Almoina se encuentra El Gall, que es su emblema.
La Plaza Mayor acoge cada domingo un mercado tradicional,  con puestos de verduras, fruta, quesos o artesanía.
La Escalonada del Calvari, con sus 365 escalones, tantos como días tiene el año, da acceso a una capilla del siglo XVIII.


Cafetería Ca'n Moixet o Casa del Gatito


Plaza Mayor














Torre de Can Desbrull




Escalonada del Calvari


Ermita del Calvari


El Gall de Pollença


El puente romano


Port de Pollensa


Port de Pollensa

 

Palma de Mallorca

Antes y después del trekking paseamos por sus calles e incluso nos acercamos, cogiendo el autobús, hasta el Castillo de Bellver.
No pudimos resistirnos a buscar el edificio de la Audiencia Provincial, en el que se está celebrando la vista oral del juicio en el que se investiga, entre otros, a Urdanga-manga y la Infantita.
 





Iglesia de San Francisco




Tumba de Ramón Llull


 

 Iglesia y Plaza de Santa Eulalia
 
 


 

Ayuntamiento




 

Catedral


 

Castillo de Bellver


 
 




 
 












Llotja


Plaza de Drassana


Casal Solleric
 
 
Bar Bosch


Audiencia Provincial




 

Plaza Mayor




Plaza del Olivar
 
 
Bar Venecia


Palacio árabe de la Almudaina
 
 
Casa natal de Antonio Maura

Una vuelta a la Hoya de San Blas (2 de abril de 2016)

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Tras tomar el café en Soto del Real (cafetería Piccola), volvemos a los coches para aproximarnos al punto de inicio de la ruta, que es el puente sobre el arroyo del Mediano, en la Hoya o Hueco de San Blas.
Dejamos los coches como un kilómetro antes del punto previsto, al presentar la pista cada vez más baches y socavones.


Dos senderistas calentando un poco antes de empezar a andar
















































A partir de este punto abandonaremos la pista para tomar un sendero que asciende en zigzag por los pinares que se extienden por la ladera meridional de La Najarra.


















Dejamos atrás los pinos y salimos a terreno despejado. Proliferan por aquí las cabras monteses, reintroducidas en nuestra sierra hará algo más de 20 años. Debido a la ausencia de depredadores, el número de ejemplares se ha incrementado tanto que actualmente hay sobrepoblación.
Nuestro objetivo es alcanzar el cordal, que se ve ya próximo.
















Nuestro grupo va desperdigándose y terminará por partirse en dos. Entretanto, otro grupo se nos aproxima y empieza a pisarnos los talones.








Panorámica de la Hoya de San Blas


Hacemos una parada para esperar a los compañeros que vienen por detrás. Al ver que no aparecen, reanudamos la marcha y pisamos los primeros neveros.






Alcanzamos el cordal entre la Peña de los Bailanderos y La Najarra, juntándonos con nuestros compañeros y sentándonos a comer entre unas rocas que nos resguardan del viento un poco.










Tras la comida, algunos deciden que ya es bastante por hoy y comienzan a bajar por el camino de subida.
Otros seguimos por el cordal, que es ni más ni menos que la Cuerda Larga, hacia poniente, conforme a lo previsto, subiendo primeramente a la Peña de los Bailanderos (2.137 m.), bajando luego al collado de Pedro de los Lobos (2.051 m.) y volviendo a elevarnos hasta Asómate de Hoyos (2.242 m.). 






La Najarra




La Cuerda de los Carpetanos




Asómate de Hoyos




Descendiendo de la Peña de los Bailanderos






En el collado de Pedro de los Lobos




Dejamos atrás el collado de Pedro de los Lobos


 A la altura de Asómate de Hoyos


Dejamos ligeramente a nuestra derecha la cumbre de Asómate de Hoyos y nos encaminamos hacia la Peña Lindera y el alto de Matasanos, que sirve de nexo entre la Cuerda Larga y las Torres de la Pedriza.






















Hacia Las Torres


En el alto de Matasanos








Pasamos al pie de las Torres, que dejamos a nuestra derecha, y alcanzamos un extraordinario mirador sobre el Yelmo y el embalse de Santillana. Las fantásticas formas de las rocas y el suelo arenoso dan al paisaje un aspecto casi lunar.


Las Torres


La Maliciosa y La Bola del Mundo










Unas extraordinarias vistas




Pináculos inverosímiles




Por terreno rompepiernas nos dirigimos hacia el collado de la Ventana. La tendencia es descendente, aunque se presentan algunos repechos traicioneros que van haciéndonos mella.












La Maliciosa
















Un risco fálico


















El Yelmo
































Desde el collado de la Ventana comenzamos a descender hacia la Hoya de San Blas, al principio por sendero. Tras dejar a un lado una lagunilla estacional, que algunos no vimos, salimos al camino de la Avutarda.











Sobre las nueve menos diez de la noche dimos por concluida esta espléndida ruta. Han sido unos 20 kilómetros y 1.400 metros metros de desnivel. Esto no lo digo yo. Son los cálculos del que ha ejercido de guía benévolo. Y yo me fío de él.

De Bustarviejo a El Pendón (9 de abril de 2016)

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El Pendón (1.545 m.) es una de las cumbres del macizo montañoso que se extiende al sur de Bustarviejo y al este de Miraflores, entre las que también se encuentran Cabeza Arcón (1.558 m.) , Peña de las Pilas (1.439 m.), Cancho del Reloj (1.523 m.) , Peña Hueca (1.321 m.), Cabeza Cristiana (1.409 m.) , Cerro de las Canteras (1.447 m.), La Buitrera (1.523), Cerro del Hornillo (1.324 m.) o Peñas del Ladrón (1.307).

Vamos a ascender a esta montaña granítica desde Bustarviejo, pero no de manera directa por su vertiente norte, sino dando un largo rodeo por pista hasta situarnos en su vertiente sur.

Tras tomar el café en el bar El Sol, echamos a andar por la carretera que va a Navalafuente y Cabanillas (M-631) y a escasos metros, a la altura del Parque de la Fuente del Berro, la abandonamos para coger a la derecha el Camino de la Dehesa o de las Viñas (una señal de madera pone algo así como Destacamento Penal y Memoria Histórica).


Bar El Sol


Marchando con aire marcial




Este ancho camino de tierra nos lleva tras algo más de dos kilómetros de suave descenso a la entrada de la Dehesa Vieja, en la que se ubican las instalaciones del antiguo Destacamento Penal de Bustarviejo, cuyos barracones terminaron de rehabilitarse en 2013.














Seguimos por el mismo camino, que discurre durante un tramo en paralelo a la vía del tren, pasando al otro lado de la misma justo cuando transita por un túnel horadado en la montaña. Vamos dando vistas a Navalafuente, Guadalix, la autovía de Burgos y el cerro de San Pedro. Son muchos por aquí los que pasan junto a nosotros pedaleando en bici.






Vamos poco a poco flanqueando por sus vertientes oriental y sur el macizo montañoso en el que se encuentra El Pendón. Casi imperceptiblemente perdemos algo de altura. Al cabo de cuatro kilómetros y medio volvemos a recruzar la vía del tren, esta vez por un corto viaducto.






Dejamos por fin la pista, que continúa llaneando en dirección a Miraflores, y tiramos ahora por el camino que sigue de frente en fuerte ascenso.
Tras superar esta cuesta, descendemos hacia el vallecito por el que discurre el arroyo de Navacerrada, que terminaremos cruzando un par de veces, a uno y otro lado. Nos sorprenden el amable paisaje y la humedad que hay por aquí, probablemente debida a las lluvias de estos últimos días.




Salimos a una planicie encharcada en la que mana la fuente de la Víbora, marcada en el mapa, y superando otro fuerte repecho alcanzamos el cordal principal que une Cabeza Arcón y el Pendón, sentándonos a comer en unas rocas orientadas hacia el norte.
Disfrutamos de buenas vistas de Bustarviejo, la Najarra, Cabeza Braña, el Mondalindo y la Sierra de la Cabrera. 
Impresiona la visión que tenemos desde aquí de un bodrio urbanístico, la urbanización Fuente Milano, integrada por unos 400 chalés que se levantan en el paraje de Navalengua, entre Bustarviejo y Valdemanco, muy próximos a la vía del tren. Un ejemplo más de esas desaforadas actuaciones urbanísticas que con excesiva reiteración se han llevado a cabo en nuestro país.






Seguimos los hitos en dirección al cerro El Pendón, que está ya próximo. En los últimos metros hay que hacer una fácil trepada por zona rocosa y atravesar un jaral que amenaza con cerrar el sendero para alcanzar la cumbre, coronada por un vértice geodésico.









Desde la cumbre


La Pedriza y La Najarra


Desde la cumbre de El Pendón bajamos de forma muy directa a Bustarviejo, tardando poco más de una hora en llegar al pueblo.
Para rematar la ruta lo lógico hubiera sido entrar a tomar algo en el bar El Pendón, pero nos atrae más la terraza del bar La Estrella.
Nos enteramos de que Bustarviejo tiene también su propia cerveza artesana, que se llama Bailandera.








El Destacamento Penal de Bustarviejo
Este campo de trabajos forzados es el mejor conservado de los 9 establecidos por la dictadura franquista para la finalización de la línea de ferrocarril Madrid-Burgos (los otros estaban en Las Rozas, Fuencarral, Tres Cantos, Colmenar Viejo, Chozas de la Sierra, Miraflores, Valdemanco y Garganta de los Montes).
Entre 1944 y 1952 pasaron cerca de 2.000 hombres, en su mayoría presos políticos, aunque también presos comunes condenados por delitos convencionales o estraperlo, por este campo, que era gestionado por el Patronato para la Redención de Penas por el Trabajo. Durante este tiempo los presos construyeron nueve kilómetros de la línea del ferrocarril, incluyendo dos túneles (de 400 y 250 metros), un viaducto (de 11 arcos y 26 metros de altura) y la propia estación (ubicada a las afueras del pueblo).
El edificio principal del campo incluye los tres barracones en que se hacinaban los presos, la cocina, el economato, las letrinas, el patio y los despachos, dependencias y dormitorios ocupados por los policías. En sus alrededores se encuentran varias garitas de vigilancia, la celda de castigo, la casa del Director, la casa del Teniente, los establos, los polvorines, las canteras y la propia vía férrea. En la ladera del monte de La Alberiza todavía son visibles los restos de unas 40 diminutas cabañas o chabolas de piedra, de apenas 5 metros cuadrados, erigidas por los propios presos para que se instalaran en ellas sus familiares, esposas e hijos, venidos de toda España para acompañarles en su cautiverio.
La reahbilitación de estas instalaciones se llevó a cabo mediante una partida presupuestaria incluida en los Presupuestos Generales del Estado de 2009, gracias a la aprobación de una enmienda a los mismos que presentó el diputado Gaspar Llamazares.

La línea de ferrocarril Madrid-Burgos
Su construcción se inició en 1926.
Antes de la guerra civil se había construido el tramo entre Burgos y el viaducto de Taboada, en el término de Gargantilla del Lozoya.
A partir de 1939 la dictadura franquista acometería la construcción del tramo final, entre Garganta de los Montes y Chamartín.

El Patronato para la Redención de Penas por el Trabajo
Su objetivo principal era la reducción de penas por parte de los reclusos a través del trabajo en obras de interés nacional.
Además, el Régimen pretendía incidir sobre la ideología y conducta de los vencidos, con el fin de reeducarlos para la vida en la Nueva España.

Bibliografía
Esclavos por la patria: La explotación de los presos durante el franquismo. Publicado en 2002 por el periodista Isaías Lafuente. Es un detallado estudio del sistema de campos de trabajo que estableció el Régimen al finalizar la guerra.
Trenes en la niebla. Novela del escritor Manuel Rico sobre los campos de trabajos forzados en la línea ferroviaria Madrid-Burgos.

Enlaces

De La Granja a las peñas y cascada de La Chorranca (21 de febrero de 2016)

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Algunos habíamos estado justo la víspera en La Granja pero hubo quien no pudo o no quiso ir, por razones que no vienen al caso. O tenía otros compromisos. O no quería pegarse el madrugón. En fin, ya saben, para qué les voy a contar...








El caso es que estas ovejas descarriadas se acercaron en este domingo también a La Granja. Les apetecía pisar nieve como habíamos hecho nosotros en nuestra ruta al pie del cerro Morete. Su plan era, sin embargo, otro.








En un principio querían subir hasta la Majada Hambrienta. Pero, según supimos, a la hora de la verdad llegaron solamente hasta la cascada de La Chorranca. La versión oficial fue que era tanta la acumulación de nieve, que hacía muy fatigoso el avance y por ello decidieron acortar la propuesta. 








Pero lo cierto es que no sabemos a qué hora salieron de Madrid, ni tampoco a qué hora echaron a caminar. Apuesto a que no fue temprano. Es lo que tienen los senderistas acomodados, amanerados y aburguesados. Que la vispera de las rutas acostumbran a salir de parrandeo y pierden la cuenta del número de cervezas y vinos que van cayendo. Y llegado el día de la ruta, las circunstancias acaban poniéndose en su contra. El despertador no suena porque se les olvidó activarlo. Bajan al garaje a por el coche y resulta que lo habían dejado aparcado en la calle. Cuando transitan por la A-6 a la altura de Aravaca, tienen que volver a casa porque alguno se olvidó de las botas. Y cuando finalmente llegan a La Granja, lo primero que hacen es pedirse un buen desayuno para hacer acopio de calorías y tomárselo con calma.


Cascada de La Chorranca








Entre pitos y flautas, por hache o por be, se ponen a andar cuando los parroquianos están saliendo de misa de doce para meterse en el primer bar a tomar el vermú.




































Una travesía por la Sierra de Segura (Semana Santa de 2016)

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Dos montañeros bien avenidos deciden en el último momento acercarse hasta el pueblo jienense de Segura de la Sierra para hacer una travesía circular por la Sierra de Segura.


Segura de la Sierra


Van a aprovechar la infraestructura del sendero de gran recorrido Bosques del Sur (GR-247), un recorrido que han señalizado hace escasos años y que discurre por el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Nieves, el de mayor extención que existe en nuestro país. Son, en total, 317 kms., distribuidos en 21 etapas (más otros 162 kms. de variantes y derivaciones).


Un refugio libre (Casa Forestal El Bodegón)


Como es lógico, nuestros compañeros no van a recorrer este sendero en su totalidad. Van a limitarse a hacer una travesía de dos días y medio de duración, haciendo noche en dos refugios libres. Según nos contaron a la vuelta, los refugios, probablemente antiguas casas forestales o cortijos que se han rehabilitado, estaban bastante bien e incluso contaban con tarima de madera para dormir. Todo un lujo para dos montañeros que suelen salir en plan low cost y que están acostumbrados a sufrir privaciones en la montaña.


El Sr. Conde en sus aposentos


No podemos contarles más de esta travesía que a buen seguro deparó momentos inolvidables a sus dos protagonistas. No disponemos de más datos, ni tampoco contamos con imágenes de la espectacular naturaleza que ofrece la Sierra de Segura, sus pinares, sus profundos barrancos, sus calares, el sobrecogedor vuelo de las rapaces que anidan en los cantiles rocosos, etc. Pero a veces las elipsis dicen más que los prolijos relatos. Mi consejo es que descubran la Sierra de Segura, si es que no la conocen, por ustedes mismos.


Un menú clásico para las cenas

De las Dehesas de Cercedilla al cerro Minguete (26 de marzo de 2016)

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Algunos de los que se quedaron en Semana Santa por Madrid se acercaron el sábado a las Dehesas de Cercedilla para ir en busca de la nieve una vez más y realizar una ruta que podríamos calificar de clásica por el corazón del Guadarrama, no por ello exenta de atractivo y de belleza.


















Puerto de la Fuenfría


Puerto de la Fuenfría






Se trataba de alcanzar el puerto de la Fuenfría por la calzada romana y subir luego al cerro Minguete (2.026 m.). La idea inicial era pasar desde esta cumbre al adyacente Montón de Trigo, pero los participantes en la ruta decidieron que ya era suficiente la subida y que ya habían tenido suficiente ración de nieve por hoy, dirigiéndose desde el cerro Minguete a Peña Bercial (2.002 m.).




















Pico de Majalasna








Siguiendo el cordal hacia el sur, nuestros compañeros perdieron altura hasta el collado de Marichiva y desde aquí descendieron más bruscamente aún hasta el punto de partida.






Mujer Muerta








Montón de Trigo


























En total, esta ruta tendría poco más de 10 kms. de longitud, siendo el desnivel a salvar de unos 700 metros. A destacar que la ruta la propuso esta vez Teo. Este Teo se atreve con todo, incluso a observar rigurosamente los preceptos de la cuaresma ortodoxa, lo que le está llevando a perder peso de manera ostensible. Le vestimos ahora con un tutú y no desentonaría en un grupo de ballet que representara El lago de los cisnes de Tchaikovsky.









De Tres Cantos al puente de la Marmota y Colmenar Viejo (16 de abril de 2016)

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Nos hemos quedado anodadados con la avalancha de noticias de esta semana, desde los papeles de Panamá a la detención de Mario Conde, pasando por la dimisión del ministro Soria y la complementaria que Hacienda le ha solicitado al Sr. Aznar. Estamos de fango hasta las orejas, señores. Pero no todos. Una aldea poblada por irreductibles e incorruptibles senderistas se mantiene incólume a la corrupción. Esa aldea, fiel a sus principios y a su ideario de pureza, se llama Sendas de Madrid.


Un vivo ejemplo de esa trayectoria sin tacha es el Sr. BS, que tras unos meses sin prodigarse mucho en las rutas parece volver por sus fueros. El clan de los Bravo ha vuelto, liderado por el mismísimo Sr. BS en su mejor versión, con una de esas originalísimas rutas al más puro estilo BS. Dieciseis miembros del equipo BS han respondido, pese a la previsión de lluvia, a la llamada de su capitán, demostrándole una vez más su inquebrantable adhesión: MaríaBS, SecheBS, MaiteBS, ÁlvaroBS, CristinaBS, JaviBS, GinaBS, AlfreBS, RaquelchuBS, GeorgeBS, TeoBS, KasiaBS, VicenteBS, EnriqueBS, MarcosBS y YolandaBS.



El equipo BS en Tres Cantos, al finalizar la ruta


El punto de inicio de esta ruta estaba en la entrada a la finca Valdeloshielos (Tres Cantos), a la que se llega desde Madrid por la autovía de Colmenar, tomando la salida 23 y cruzando la autovía por un paso elevado en la primera rotonda.





De ahí mismo arranca el cordel de Valdeloshielos, una antigua via pecuaria por la que echamos a andar en este día de paraguas y chubasquero, como corresponde a un abril abrilero. Dejaremos a nuestra derecha las marcas del Camino de Santiago (flechas amarillas) y del GR-124 o Senda Real (blancas y rojas). 












































Cruzamos el arroyo de Tejada en un exuberante paraje al que tienen una especial querencia las oropéndolas, los pinzones y otros pájaros, según nos cuenta YolandaBS.















El comandante BS a la cabeza del grupo



Pronto nuestro camino discurre limitado por su derecha por la tapia de El Pardo, que encierra el que probablemente sea el principal pulmón verde de la ciudad de Madrid.


















Llegamos al mirador de Valdelaganar, en el que se ha instalado un panel informativo. Desde este punto tenemos una espléndida panorámica de parte del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, un espacio natural que se extiende desde las cumbres de la Cuerda Larga a las inmediaciones del Monte de El Pardo, incluyendo dentro de su perímetro el singular enclave de La Pedriza, y que da cobijo al buitre negro y al águila imperial, dos especies amenazadas.













El monte bajo de encinas se extiende por un paisaje suavemente ondulado y surcado por el río Manzanares, ese arroyo aprendiz de río, como lo definió Quevedo en un poema. Y es que el encinar es el biotopo que más superficie ocupa dentro del Parque Regional, algo más del total del mismo.


Cerro de la Marmota




















Un poco más adelante comenzamos a divisar la mancha de agua del embalse de El Pardo, que a pesar de las últimas lluvias se encuentra bastante bajo de nivel, mientras algunas rapaces, en su mayoría procedentes del vecino Monte de El Pardo, planean por encima de nuestras cabezas.




























Jara

















Llegamos finalmente al puente de la Marmota, un hermoso puente de piedra que salva precisamente las aguas del río Manzanaresfont-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; line-height: 16.25px;">Este puente, nos recuerda MaríaBS, fue levantado a mediados del siglo y su nombre no hace referencia a las marmotas, que no se dan por aquí, como es bien sabido, sino que es una corrupción del término mamotar, con el que era conocido un cerro cercano al puente, que presentaba y presenta forma de mama femenina. Forma de teta, hablando sin pelos en la lengua. Este cerro aparece con el nombre de Cabeza de Mamotar en diferentes documentos y textos medievales. Nos hubiera gustado comer junto al puente, pero un fuerte chubasco nos lo impide, por lo que decidimos seguir andando en dirección a Colmenar Viejo.











Al cabo del rato, la lluvia nos da un pequeño respiro, aprovechando el momento para sentarnos a comer, un tanto desperdigados, entre unas encinas.




Proseguimos la marcha, no por la senda que discurre junto a la orilla del río Manzanares, que pasamos de largo, sino por el camino de la Marmota, otra antigua cañada o vía pecuaria.















Nuestro camino discurre ahora entre suaves colinas, alternándose los pastos, con algunas vacas sueltas, y las manchas arbustivas de encinas, enebros y jaras. Las nubes de han levantado un tanto, dejándonos ver La Maliciosa y la Cuerda Larga cubiertas de nieve.

































Enebro














El camino pasa junto a la depuradora de Navarrosilla y desemboca en el Polígono Industrial Sur, en lo que es una entrada triunfal en Colmenar Viejo. Al pasar junto a una nave, salta la sirena de una alarma, lo que achacamos a la presencia entre nosotros de TeoBS, un sin papeles en situación irregular, al que la Europol busca desde hace tiempo infructuosamente.





Solo nos resta tomar en Colmenar Viejo el tren para retornar a Tres Cantos en un trayecto de apenas ocho minutos de duración.
El comandate BS ha liderado con su acostumbrada brillantez una ruta más, moviendo magistralmente sobre el tablero sus piezas, que éramos cada uno de nosotros. Larga vida a nuestro comandante. Hasta la victoria.


Y llegamos a la estación de Colmenar Viejo






Archivos
Ocho rutas ecológicas por Colmenar Viejo, a pie o a pedal
Rutas por las dehesas de Colmenar Viejo

De Berzosa de Lozoya a Peña del Águila y Peña La Cabra (17 de abril de 2016)

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He aquí una propuesta que ya hemos acometido en otras ocasiones, consistente en la clásica vuelta a Peña del Aguila (1.670 m.) y Peña La Cabra (1.834 m.) desde Berzosa de Lozoya (1.096 m.).



















Esta es una ruta que acostumbra a dejar siempre un buen sabor de boca, con unos 17 kms. y unos 900-1000 metros de desnivel acumulado.








La Ruta del Puerto Real desde Cadalso de los Vidrios (23 de abril de 2016)

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Esto iba a ser un intento de subida a la Peña de Cenicientos, pero se quedó en eso, en un mero intento. Las zarzas nos obligaron a batirnos en retirada y entonces cambiamos totalmente de plan, poniendo rumbo a Rozas de Puerto Real y realizando la ruta circular de 16 kms. y escaso desnivel que seguidamente pasamos a comentarles.

Hoy nos hemos juntado siete senderistas, pertenecientes al menos a tres nacionalidades distintas, lo que prueba que Sendas es un grupo multicultural, en el que ha calado aquella idea zapateril de la alianza de civilizaciones. Como corresponde a un mundo interconectado y globalizado, en el que la libre circulación de senderistas es una realidad.




En el bar El Churrero de Cadalso nos tomamos unos churros, no podía ser de otra manera, e incluso cayeron hasta un par de cañas, algo que no entraba en los pronósticos. Y porque no había Jägermeister.


Aparcamiento público en Cadalso


La Plazolilla




Casa de los Salvajes (Oficina de Turismo)




Salimos del pueblo por la calle del Calvario, que conecta con el cordel de la Higuera, una antigua vía pecuaria.
Las lluvias de esta semana han formado numerosos charcos, que debemos orillar con cuidado.
Sin abandonar el camino principal en ningún momento se sale a la carretera que viene de Rozas de Puerto Real y se dirige a Sotillo de la Adrada. Este es el punto desde el que vamos a intentar subir a la Peña de Cenicientos, aunque nuestros esfuerzos resultarán a la postre infructuosos.
































Saltamos un murete de piedra y ascendemos por trochas un tanto desdibujadas, pegados a la linde de una finca que parece ser coto privado de caza.
Pronto comenzarán las dificultadas en forma de zarzas, lo que nos obliga a ir rodeando en busca de algún paso practicable. Zarzas y alambradas se van poniendo en nuestra contra. Lo intentamos por activa y por pasiva, que diría el gran José María García, pero no hay manera, chavales. Tras hora y pico de forcejeo, y un sinfín de arañazos, desistimos. No fue fácil. Tuvimos que convencer entre todos a Paco, que no cejaba en el empeño. Y es que en Paco pervive ese sentimiento indomable que le inculcó el rugby. La rendición no entra en su vocabulario.








































Tras la fallida intentona, seguimos andando por el arcén de la carretera en dirección a Rozas de Puerto Real, último pueblo de Madrid antes de llegar al límite con Ávila.








En Rozas de Puerto Real nos sentamos a tomar una cervecita en la terraza del bar Tiétar, momento en el que caen las primeras gotas de agua de la jornada.






Tras la pausa, salimos de Rozas de Puerto Real por la carretera a Cadalso y Navalcarnero, girando enseguida por la carretera de Entrepinos para volver a girar a la izquierda por un camino nada más rebasar el muro de piedra, con paso canadiense, que da entrada a la Dehesa Boyal.














Nos sentamos a comer en una majada muy florida, con buenas vistas hacia los cuatro puntos cardinales, en lo que viene a ser la cumbre del día. O así nos lo parece. Entretanto los nubarrones se nos van aproximando.








Peña Muñana o de Cadalso


Entramos en la urbanización Entrepinos y la atravesamos de punta a punta por la avenida de Madrid y la calle de San Sebastián. Nos hartamos de ver carteles de Se vende con el número de teléfono. No va a resultarles fácil a los propietarios encontrar comprador.






















A la salida de la urbanización tomamos el camino o cordel de la Majadilla, que desciende hacia el valle del arroyo de la Tórtolas para luego volver a remontar la cuesta hacia Cadalso de los Vidrios, haciendo la entrada en el pueblo por la carretera que viene de San Martín de Valdeiglesias. En este tramo final nos cayó un chubasco en toda regla.


Camino de la Majadilla


























Antiguo Cuartel de la Guerra Civil, en estilo neomudéjar




Vídeos
Cuaderno de Cenicientos (emitido en el programa Cuadernos de Paso, de RTVE). Se da un repaso a las tradiciones de cuatro pueblos del suroeste madrileño (Villa del Prado, San Martín de Valdeiglesias, Cadalso de los Vidrios y Cenicientos), que se mueven alrededor de los toros, el vino y la devoción a la Virgen.

Documentos
Rutas por el Valle del Alberche. Colección Descubre tus Cañadas, nº 3. Ediciones de la Comunidad de Madrid. Hicimos la tercera ruta de las que en este libro se proponen.

Por la Sierra de Ayllón: De Riofrío de Riaza al puerto de la Quesera y el pico de la Buitrera (30 de abril de 2016)

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Recién nombrada CristinaBS por una mano oculta, pero influyente, me atrevo a emprender la difícil tarea de escribir una crónica con la venia y la aprobación expresa del AlfredoBS2, alias Alfredetete.
El 30 de abril, víspera del día del trabajador, nos hemos juntado cinco senderistas de pro para recorrer parte de la Sierra de Ayllón. Hoy Sendas se desdobla en dos, somos así de chulos: hay otra facción más numerosa subiendo hoy al Gorbea. Queremos comprobar si las hayas de la zona de Riofrío ya han empezado a brotar…
Como ya supondrán las mentes más avispadas, la ruta la ha propuesto Jorge alias Seche, amante de la Sierra de Ayllón e insigne guía benévolo donde los haya.
Hace un día fresco pero espléndido y se respira un buen rollo y unas ganas de disfrutar que ya hace augurar un día memorable.
Tras el consabido café en Riaza, en la misma plaza mayor porticada, nos acercamos con el coche a Riofrío de Riaza para comenzar desde ahí la ruta.





Plaza porticada de Riaza


La ruta serán unos 20 km y 1000 m de desnivel, así a ojo.
Echamos a andar por un pequeño tramo de carretera (SG-112) en dirección sureste.






Embalse de Riofrío

Hasta encontrar un sendero que sale a mano derecha y que va rodeando el embalse de Riofrío.





Poco a poco nos vamos adentrando por el hayedo, es el Hayedo de Riofrío de Riaza. Junto a las hayas vemos bosques de robles, aún sin hojas.

El embalse va cambiando de color a medida que abre el día, desde arriba luego lo veremos espectacular, azul intenso.
Al poco de abandonar el embalse pasamos por un puente de madera que parece de juguete.





Empezamos a ganar altura atravesando el hayedo, donde nos llaman la atención unos ejemplares bastante viejos y otros que empiezan tímidamente a echar ya la hoja.
Seguimos caminando en dirección al Puerto de la Quesera (1710 m), dejando atrás el bosque.


                                       


Pronto llegamos al puerto, donde aprovechamos para comer un poco y disfrutar del sol.


Puerto de la Quesera

Tenemos unas bonitas vistas hacia el oeste de lo que creemos que puede ser el Pico del Lobo (2273 m) y La Cebosa (2048 m) y hacia el norte, Castilla.

Desde aquí caminaremos más o menos por la Cuerda de las Berceras pasando cerca de Peña la Silla y luego siguiendo en dirección norte al Alto de Parrejón, donde pararemos a comer.
Vistas nevadas de la Sierra de Ayllón con una luz impresionante.













Primer punto geodésico que no me acuerdo cual era, jejeje, la próxima iré más atenta... Y seguimos por la cuerda hasta el Alto de Parrejón, donde comeremos.
Aquí con la tripa ya llena.







Juegos de luces, sombras, roca y nieve.




Emprendemos la marcha después de comer todavía por la cuerda en dirección a La Buitrera (2045 m).





Desde la cuerda nos asomamos hacia el este, donde Seche apunta que lo que vemos es el Hayedo de Tejera Negra.


                                     


Y seguimos hacia la Buitrera, unas vistas espectaculares y un día clarísimo.







Al fondo, un collado con algo de nieve, que también recorreremos más tarde antes de descender de nuevo hacia Riofrío.






¡Por fin llegamos!






Desde la Buitrera se ve a lo lejos Urbión, todavía con nieve.
Y hacia el este, los hayedos.




Mirando al oeste se adivina a lo lejos la Sierra del Guadarrama y Peñalara. Aquí abajo, el embalse de Riofrío.






Desde La Buitrera seguimos un poco la cuerda y luego giramos hacia el oeste para ya ir descendiendo hacia Riofrío. Una bajada cómoda y suave hasta el pueblo.


Riofrío de Riaza


Volvemos a Riaza para reponer fuerzas en una terraza de la plaza porticada, disfrutando de los últimos rayos del sol. Un día para recordar.



Mapa de iberpix:




Y una ruta muy parecida que he encontrado (la perspectiva es un poco rara, pero es más o menos el mismo recorrido):




¡¡Habrá que volver pronto por Ayllón!!

Gracias a Pablo por sus fotos.

Del puerto de Canencia a la Sierra de la Morcuera (7 de mayo de 2016)

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Hoy nos hemos citado en Miraflores, que es algo así como Territorio Paco, y hemos entrado a tomar el café en un bar que ya conocemos de otras veces, el bar Miraflores, en el que hacen una tortilla de patatas digna de mención.

Nuestra ruta se inicia en lo alto del puerto de Canencia (1.505 m.), que separa los términos municipales de Bustarviejo y Canencia. Aparcamos nuestros coches en el primer parking que nos encontramos, que queda a mano izquierda de la carretera subiendo desde Miraflores.




La niebla lo invade todo en este día nada primaveral y rabiosamente otoñal. Pero prácticamente no nos lloverá en toda la excursión, a excepción de unas pocas gotas.






Caminamos primeramente por sendero que asciende suavemente entre el pinar, encabezados por Paco, que en todo momento va anticipándonos con lo que nos encontraremos.












Terminamos saliendo al ancho cortafuegos que discurre por el cordal de la Sierra de la Morcuera y sucesivamente pasamos por las cumbres de La Perdiguera (1.765 m.), la Peña de la Genciana (1.801 m.), que dejamos ligeramente a nuestra izquierda, y El Marraz (1.866 m.), que está coronada por varias antenas. 
























En la última de estas cumbres nos hacemos la foto de grupo junto a su vértice geodésico, en el que alguien con poco seso ha hecho una pintada incívica y de mal gusto, que reza cables de acero para degollar moteros.




Krówka wie, co dobre






El cortafuegos tuerce ligeramente a la derecha para alcanzar Los Tres Mojones (1.872 m.), que hace de frontera entre los términos de Rascafría, Miraflores y Canencia.


















Descendemos hasta salir al GR-10.1, que cruzamos de frente para volver a ascender, de nuevo por cortafuegos, a las Peñas Viborizas (1.790 m.), que es la primera elevación de los Altos del Hontanar. Continuamos un rato por este último cordal para finalmente descender hasta el refugio de la Majada del Cojo, sentándonos a comer en el exterior, dado que no llueve.










Reanudamos la marcha y retornamos cómodamente por pista (GR-10.1) al puerto de Canencia, pasando junto al centro de educación ambiental de El Hornillo.






















Han sido 21 kilómetros y 350 metros de desnivel, según nos comunica Teo, que es aquí el máster del universo de la fotografía y la tecnología.
En Miraflores Paco nos lleva a La Tetería, en la Plaza de España (la del ayuntamiento), que ofrece un buen surtido de tés, tarta de zanahoria y otros dulces.




Lo que queda del mayo de la semana pasada


De Canto Cochino al collado del Cabrón (8 de mayo de 2015)

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El plan inicial era subir a las Torres de la Pedriza pero la previsión meteorológica daba un 100 % de probabilidad de lluvia. Y la previsión se cumplió. O sea, que cayó la del pulpo.







Nuestros camaradas acabaron variando el itinerario y haciendo una circular algo más corta, con subida al collado del Cabrón y el Cancho de los Muertos. 




















Nos queda claro que nuestros camaradas son, al contrario que don Mariano, de los que se mojan. Y no por ello pierden la sonrisa, lo cual tiene su mérito. 




De Puebla de la Sierra a los picos de La Centenera y La Tornera (15 de mayo de 2016)

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Ha vuelto Sechéitor con una de esas propuestas tan suyas, aptas solo para ultrafondistas. Él dice que fueron solo 20 kilómetros, pero tengo que contradecirle. A mí me parece que fueron 3 ó 4 kilómetros más o al menos esa impresión me dio.

Es puente de San Isidro y algunos nos hemos quedado por aquí, mientras los pedalistas se han ido a hacer parte de la Vía Verde de Ojos Negros y los gualdrapas del montañismo low cost andan, según dicen ellos, por la Sierra de Segura. Ayer Barei ocupó un discretísimo puesto 22º en Eurovisión, pese a los intentos de insuflarle ánimos del bienintencionado don Mariano, y hoy se cumple el quinto aniversario de la movida del 15-M. Pero no estamos precisamente en la Puerta del Sol, ni menos en Las Vistillas o en el Madrid Río. Nos hemos venido a la Puebla de la Sierra, que antaño se llamaba, como muchos de ustedes ya saben, la Puebla de la Mujer Muerta.

Salimos del pueblo tomando el GR-88 en dirección a El Atazar, que pasa pronto junto a las tinadas de la Ciquiruela, unos viejos corrales techados.


Tinadas de la Ciquiruela






Arroyo de la Puebla y área recreativa de La Tejera - Parque Avellanos






Presa en el arroyo de Puentes Viejas






Unas dos horas nos cuesta alcanzar el collado de las Palomas (1.348 m.), desde el que se vislumbran las aguas del embalse del Atazar.






En este punto hemos de abandonar el GR-88 y seguir la pista que hace una curva muy cerrada hacia la izquierda para ganar aún más altura.




Dejamos la pista y ascendiendo por terreno pedregoso alcanzamos el cordal a la altura del collado de la Palanca (1.511 m.), girando por él hacia la izquierda en dirección norte. Han empezado a caer algunas finas gotas de lluvia, pero por fortuna no pasará de ahí.




Pasamos el cerro de Apisquillos (1.651 m.) y giramos hacia el noreste siguiendo el cordal, continuando hasta el cerro Concha (1.777 m.). Como ya han dado las tres, Sechéitor propone que nos sentemos a comer. Yo creo que tiene miedo de que el personal pueda amotinarse.




Sentados a comer en cerro Concha


Tras la comida y unos breves momentos de relax, reanudamos la marcha y ganamos en un santiamén el vértice geodésico que hay en la cumbre de La Centenera (1.810 m.).


Al fondo, La Tornera




En La Centenera


Para ir desde aquí a La Tornera hay que transitar fuera de sendero por un terreno rompepiernas bastante incómodo, entre canchales, afloramientos pizarrosos y matas de brezo. Pero no hay nada que con tesón no pueda superarse.




Nos elevamos finalmente hasta la cumbre de La Tornera (1.866 m.), con vértice geodésico, gozando de las amplias vistas, que incluyen a nuestro amigo el Ocejón. Lo que no se ve es la columna de humo causada por la montaña de neumáticos que comenzó a arder anteayer en Seseña. Ha debido ceder en virulencia, si bien es cierto que la vista en lontananza es poco clara.


En La Tornera


Seguimos algo por el cordal en dirección norte, por terreno comparativamente mucho más cómodo que el que acabamos de dejar atrás.

Descendemos de forma vertiginosa hasta el pueblo, siguiendo el cordal que se desgaja hacia Cabeza Minga (1.618 m.) y La Torrecilla (1.462 m.).




Antes de volvernos para casa tomamos la cervecita, como es lo acostumbrado, en ese bareto al que se accede por un estrecho callejón.




GR-303
Durante la ruta vimos algunos postes del GR-303. No tenía ni idea de la existencia de este sendero de gran recorrido, que han debido de balizar recientemente. Está también catalogado como Itinerario Ecuestre (IE-041). Une varios pueblos de la Sierra del Rincón (Montejo, Prádena, Horcajuelo, La Hiruela y La Puebla), incluyendo la subida al pico Tres Provincias, para totalizar casi 80 kms.

A la Bola del Mundo por el Camino Ortiz y la Senda de la Tubería (14 de mayo de 2016)

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Voy a presentarles a un senderista del que habría que tomar ejemplo. Hace unos años llegó a nuestro país de tierras lejanas, amparándose en la libre circulación de senderistas que rige dentro de las fronteras de la Unión Europa.

Una vez instalado en nuestra ciudad, comenzó a salir tímidamente al Guadarrama, un territorio que le era absolutamente desconocido y ante el que experimentaba un temor casi reverencial. Intimidado él, que de joven se adentraba en la espesura de los Cárpatos, unas montañas pobladas de osos pardos, hidras, grifos y otras alimañas salvajes.

Los años han ido pasando. Poco a poco nuestro amigo ha ido conociendo la que hoy ya es su sierra. Su curiosidad le ha llevado hasta los más recónditos rincones del Guadarrama.

Pese a que nadie le secundó en su propuesta, no por ello dejó de hacer la ruta que aquí les presentamos. La víspera, antes de irse a dormir, preparó su macuto, sus viandas y su cámara de fotos para acercarse hasta la Barranca de Navacerrada y subir desde allí a la Bola del Mundo.

El protagonista de la ruta nos ha hecho llegar las fotos que tomó. En ellas no aparece él en ningún momento. Nada raro. No le gusta ser el centro de los focos. Amante de la discreción, prefiere moverse en un segundo plano. Pero anda siempre con la cámara en la mano y casi nada escapa a su objetivo. Prepárense a disfrutar de los paisajes del Guadarrama y nada más que los paisajes.
















Mirador de las Canchas




Asoma la tubería












Bola del Mundo




















Ha sido una ruta de 16,5 kilómetros, con inicio y final en el valle de la Barranca, en Navacerrada. Nuestro protagonista ha ascendido hasta la Bola del Mundo (2.254 m.), que realmente es la de mayor altura de las cuatro Guarramillas, salvando un desnivel de casi 1.000 metros.
Por el Camino Ortiz subió hasta el Mirador de las Canchas. Desde allí continuó por la Senda de la Tubería. Alcanzado el collado del Emburriadero, acometió la subida final a la Bola del Mundo, bajando luego hasta el collado del Piornal y de aquí al punto de partida (PR-M16).
Una ruta más en el zurrón de esta guadarramista de adopción.



Una circular por el embalse de Anchuricas, en la Sierra de Segura (puente de San Isidro de 2016)

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Hasta el embalse de Anchuricas se acercaron en este puente, en plan low cost total, tres de los nuestros. Se trata de una zona poco frecuentada, de la que les habían dado muy buenas referencias, perteneciente al Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, que es el de mayor extensión de toda nuestra península.


En el viaje de ida


La noche del viernes durmieron en las inmediaciones de Miller, un pueblo jienense, más una aldea, que se encuentra a unos 950 metros de altitud y que así escrito suena muy british. Las casas blancas de la aldea aparecen desperdigadas entre bancales, ribazos y huertas. Hay también restos de una almazara. Y más arriba, donde finaliza la carreterita asfaltada, quedan las ruinas de un castillo, alrdedor de las cuales se levantó un cortijo.


El zulo de la primera noche






El sábado dieron comienzo a esta travesía circular, de unos 23 kilómetros, que harían en dos días, pasando a unos 20 minutos junto a los Cortijos del Castillo.


Cortijos del Castillo (Miller)


En algunos tramos el sendero prácticamente desaparece, viéndose obligados, al no estar Seche, a guiarse siguiendo un track para GPS. 
Pronto llegan a un collado desde el que ya se ve el embalse de Anchuricas, en el que se remansan las aguas del río Segura. Más al fondo se levanta el Puntal de la Misa (1.796 m.).


Embalse de Anchuricas y Puntal de la Misa


Continúan la marcha en dirección a La Toba, por una acrobática vereda con vistas excepcionales.
Desde estos riscos calizos se contemplan a placer las aguas azuladas del embalse de Anchuricas, rodeado de pinares, que queda unos 400 o 500 metros por debajo. Se respira ambiente de montaña, con presencia del buitre leonado y el águila real.


Un mirador


Aguas de color azul turquesa


Al final de esta primera etapa llegan a La Toba (980 m.), una aldea enclavada en un paraje de exuberante vegetación, que en esta estación presenta un sorprendente verdor. En las proximidades de la aldea se encuentra el nacimiento del arroyo de La Toba, que tras un cortísimo recorrido aporta sus aguas al Segura.
Pasan esta noche del sábado en un área de acampada a poco más de un kilómetro de La Toba.


Exuberante verdor


Área recreativa de La Toba


El domingo inician el retorno a Miller rodenado el embalse de Anchuricas por la otra margen y siguiendo una derivación del sendero de gran recorrido Bosques del Sur (GR-247).


Embalse de Anchuricas


El domingo por la tarde dan por terminada esta travesía, desplazándose en coche desde Miller a Góntar, que está tan solo a cinco kilómetros, para pasar la noche en el Cortijo del Álamo, un lugar que les habían recomendado.


Cortijo del Álamo


Una de las casas del Cortijo del Álamo


Atardecer con vino


Amanecer en el Cortijo del Álamo


El lunes por la mañana suben a un cerro a unos dos kilómetros del cortijo para contemplar desde allí el curso de los ríos Segura y Zumeta, que unen sus aguas en el paraje de Las Juntas.


¿Quién manejaría el mapa en ausencia de Seche?


Bajando del cerro hacia el cortijo del Álamo


Cortijo de Rivelte, próximo al del Álamo


De nuevo en el cortijo del Álamo


Este fue el puente de San Isidro de nuestros compañeros. Un sector de la Sierra de Segura muy desconocido, lleno de sorpresas y surcado de caminos olvidados.

Cartografía
Mapa de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas a escala 1:75.000. Editado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

Bibliografía
Excursiones por el sur de España (tomo II). Por Juan Carlos García Gallego. Editorial Desnivel. Ver páginas 153 a 176, dedicadas el sector norte de la Sierra de Segura, con descripciones de excursiones y croquis de cordales.

Del puerto de Navacerrada a las Guarramillas y La Barranca (21 de mayo de 2016)

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Las Guarramillas es un conjunto de cuatro cumbres que se hallan situadas a levante del puerto de Navacerrada. Suponen el primer obstáculo para el montañero que afronta la Cuerda Larga. De ellas la de mayor altura es la popularmente conocida como Bola del Mundo. Según Cayetano Enríquez de Salamanca, en su libro Por la Sierra de Guadarrama, constituyen el más importante nudo orográfico de la Sierra de Guadarrama. Julio Vías va un poco más allá y en Memorias del Guadarrama define al Alto de las Guarramillas como un auténtico nudo orográfico e hidrográfico en el que confluyen los tres cordales principales de la Sierra de Guadarrama.

Una de las normas que podrían incluirse en el decálogo del buen montañero sería la de recogerse en casa y no trasnochar la víspera de una ruta pero... ¿quién es el guapo que se resistiría a una cena en animada compañía?






Al menos apliqué el viejo dicho de que una retirada a tiempo es una victoria y, tras la cena, me despedí de mis compañeros a la entrada de un garito en el que iban a pedirse unas margaritas.
No me costó en exceso levantarme a la mañana siguiente para reunirme con Súper Paco y afrontar nuestro objetivo de hoy, que era precisamente pasar por esas cuatro cumbres que forman el conjunto de las Guarramillas.
Hemos planteado para ello una ruta lineal. ¿Y cómo así, contando con un solo coche? Pues yendo con el coche hasta el pueblo de Navacerrada y cogiendo aquí sobre las 10:25 el bus de la línea 691 que había salido de Moncloa a las 9:30 y sube hasta el puerto.

Sobre las once menos diez echamos a andar desde el puerto de Navacerrada (1.860 m.) por el sendero que se dirige, en suave ascenso, se dirige al collado del Emburriadero.




Collado del Emburriadero


Desde este collado tomamos el cordal a mano izquierda y seguimos ganando altura, aunque ahora por pendiente mucho más dura, hasta desembocar en la pista de hormigón que sube directamente desde el puerto de Navacerrada.








Nos resta tan solo un último esfuerzo para alcanzar la cumbre de la primera Guarramilla (2.179 m.), en la que se levanta la terminal del telesilla, que cuenta también con un pequeño bar. Hoy no funcionan ni el telesilla, ni el bar. Sobre una roca que mira hacia el puerto de Navacerrada se levanta una estatua que representa a la Virgen con unos esquíes a la espalda.
















Desde aquí se alcanza, sin apenas esfuerzo, la segunda Guarramilla (2.227 m.), que en este caso está coronada por la Cruz del Cristo de los Montañeros, puesta ahí en 1961.






Dejando a nuestra derecha la tercera de ellas, pegamos ahora un salto de la segunda a la cuarta Guarramilla (2.249 m.), la más oriental de ellas, en la que hay un chirimbolo metálico que hace las veces de mesa de orientación. Entre esta cumbre y el cerro de Valdemartín se estrelló en los últimos días de 1980, en medio del mal tiempo, una avioneta que pilotaba un experto aviador.






Ahora sí que nos dirigimos a la tercera Guarramilla, la Bola del Mundo (2.268 m.), coronada por el repetidor de TV que es visible desde tantos puntos.




Dejando a nuestra izquierda las instalaciones de la Bola del Mundo, comenzamos a descender hacia el collado del Piornal (2.074 m.), en el que hay un pluviómetro metálico.




Desde el collado del Piornal, en cuyas proximidades pastan algunas vacas, comenzamos a descender hacia el valle de La Barranca.
Se pierde altura bruscamente por un sendero descarnado, con tierra y guijarros sueltos, que propicia los resbalones.
Tras un rato de bajada, nos adentramos en el pinar, suavizándose la pendiente, y más rápidamente de lo que esperábamos, pues no son aún las dos de la tarde, nos plantamos en la fuente de la Campanilla, sentándonos a comer en unas piedras.




Renudamos la marcha, descendemos hasta el Hotel La Barranca y tomamos el camino de tierra que sale del segundo de los aparcamientos y se dirige directo a Navacerrada, desembocando en la rotonda de la M-617 que hay el noreste del pueblo.




Embalse de La Barranca




Hoy vamos a recomendarles la cervecería Periflú, en la calle de la Audiencia, para tomar la espuela (bravas, tostas, raciones, etc.). Tiene una terraza menos masificada que otras en el centro del pueblo.




Los dos Guadarramas
En las vertientes meridionales de las Guarramillas tienen sus fuentes los dos ríos que durante la Edad Media se llamaron indistintamente Guadarrama.
Por un lado estaba el Guadarrama de Madrid, el actual Manzanares, que tiene su nacedero en el ventisquero de la Condesa.
Por otra parte estaba también el Guadarrama de Calatalifa, hoy el verdadero Guadarrama, que tiene una de sus principales fuentes en el arroyo del Regajo del Puerto.
De esta forma, los dos ríos se distinguían por el nombre de las dos ciudades árabes que se levantaban junto a sus respectivos cauces, Madrid y Calatalifa (esta última se encontraba en las proximidades de la actual Villaviciosa de Odón).

El topónimo Guarramillas
En su libro Memorias del Guadarrama Julio Vías sostiene que la loma de Guarramillas toma precisamente su nombre de estos dos ríos que tenían sus fuentes en sus laderas meridionales. Parece que la loma era conocida como Las Guadarramiellas, al menos desde el siglo XIV, nombre que evolucionaría hasta el actual de Las Guarramillas.

La avioneta desaparecida
Un día de finales de diciembre de 1980, de muy mal tiempo, el oftalmólogo burgalés José A. Alonso Bañuelos, fundador del Aeroclub de Burgos, despegó del aeródromo de Burgos, en Villafría, con destino a Cuatro Vientos. Pero nunca llegó a Madrid. Las alarmas se desataron y, temiéndose lo peor, se inició su búsqueda.Inicialmente se pensó que la avioneta, una Cessna 182, podía haberse estrellado en las proximidades de Somosierra.Pero a los 3 días, un vecino de Rascafría encontró los restos del fuselaje diseminados entre el cerro de Valdemartín y la Bola del Mundo.Unos meses antes, Alonso Bañuelos y su esposa, haciendo de copilota, se habían proclamado campeones de la Vuelta Aérea a España.
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